viernes, 8 de noviembre de 2013

San Pedro del Vaticano

La Plaza de san Pedro, construida bajo la dirección de Bernini entre 1656 y 1667, constituye uno de los marcos arquitectónicos más grandiosos del mundo. Formada por dos plazas, una elíptica y otra trapezoidal, forman visualmente una única plaza. En ella destaca el inmenso obelisco egipcio, llegado a Roma por orden de Calígula en el año 40 d.C., con una altura de 25 metros y un peso de 330 toneladas, colocado en ese lugar por el Papa Sixto V en 1586. Dos fuentes, una de Maderno y otra de Bernini se sitúan a cada lado del Obelisco.
Las dimensiones de la plaza son espectaculares: 320 metros de longitud y 240 metros de anchura. En ella pueden caber trescientas mil personas. Está enmarcada por 284 columnas  de 16 metros de altura y 88 pilastras que bordean la plaza en un pórtico de cuatro filas. En lo alto de las columnas hay 140 estatuas de santos de tres metros de altura cada una, realizadas por los discípulos de Bernini.
Al fondo de la plaza se alza la inmensa Basílica de san Pedro, la mayor iglesia de la Cristiandad, de 193 metros de longitud, 44 metros y medio de altura y una superficie de 2,3 hectáreas. Levantada sobre la tumba de san Pedro, fue reconstruída por voluntad del Papa Julio II, siguiendo el proyecto de Bramante, luego modificado por otros genios de la arquitectura como Miguel Ángel y Carlo Maderno. El interior es magnífico, aunque resulta poco atrayente para una espiritualidad interior. Un enorme Baldaquino de Bernini enmarca el altar mayor. Además alberga una de la esculturas más famosas del universo del arte: La piedad de Miguel Ángel.

Plaza de san Pedro

Obelisco y una de las fuentes de la plaza de san Pedro


San Pedro del Vaticano. Fachada

San Pedro del Vaticano. Interior.

La Piedad de Miguel Ángel

Cristo bendiciendo desde la cima de la fachada de la Basílica de san Pedro

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