miércoles, 15 de abril de 2009

La nueva democracia española a través de sus gobiernos (1978-2000)



Adolfo Suárez




Leopoldo Calvo Sotelo






Felipe González






José María Aznar





LA NUEVA DEMOCRACIA ESPAÑOLA A TRAVÉS DE SUS GOBIERNOS (1978-2000)

1.El primer gobierno constitucional.
La aprobación de la Constitución de 1978 y las elecciones de marzo de 1979 establecieron un nuevo régimen político basado en la soberanía popular, el pluralismo político, la monarquía como fórmula de estado y una organización territorial de carácter autonómico a medio camino entre el sistema centralista y el federal.
El primer gobierno constitucional, fruto de las elecciones del 1 de marzo de 1979, estuvo marcado por una nueva relación de poder fruto de las elecciones municipales de 3 de abril de 1979, en las que la izquierda, gracias a los acuerdos poselectorales de socialistas y comunistas, contrapesó con su poder municipal el peso gubernamental de la UCD.
Esta situación dio lugar a una intensa presión para la configuración del ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS –reflejado en el título VIII de la Constitución- claramente incompleto y favorecedor de tensiones entre el poder central y los nuevos poderes regionales, más allá del simple reconocimiento de las llamadas autonomías históricas. Por la vía rápida del artículo 151 o por la lenta del 143 llegaron a configurarse 17 autonomías y dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla).
La crisis económica siguió actuando y el terrorismo del GRAPO y de la ETA pesaron como una losa en la labor de un gobierno sometido al desgaste de la división del grupo parlamentario y del partido que lo sustentaba (las famosas baronías de la UCD). Junto a ello hay que señalar el descontento de un sector del ejército, partidario de endurecer las medidas contra el terrorismo y la deriva autonomista. Este descontento se expresó en la intentona golpista de 23 de febrero de 1981, protagonizada por el teniente coronel de la guardia civil Antonio Tejero, quien secuestró al Congreso y al Gobierno en plena sesión de investidura de quien habría de ser el sucesor de Adolfo Suárez, que había dimitido el 21 de enero ante la imposibilidad de seguir gobernando.
La pronta intervención del Rey y la falta de apoyo ahogó el golpe, obligando a Tejero y a los militares que lo apoyaban (teniente general Milans del Boch en Valencia) a deponer de su actitud.
La reacción de apoyo a la democracia, tras el susto, fue unánime en la sociedad española.
2.El gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo.
Tras el fallido golpe, el nuevo gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo intentará reconducir la situación política y económica, pese al creciente deterioro de su partido, la UCD. En política exterior propició el ingreso de España en la OTAN el 5 de junio de 1982, con la oposición del PSOE y del resto de organizaciones de izquierda, en un momento en que la URSS presionaba fuertemente sobre el flanco sur del Mediterráneo y la salida de Francia de la estructura militar de la OTAN hacía más valiosa la incorporación de España al organismo internacional de defensa. El debate sobre el tema dividió a las fuerzas políticas y a la opinión pública. El PSOE se verá obligado, cuando gobierne, a realizar un referéndum sobre el asunto.
En el orden interno, el gobierno de Calvo Sotelo afrontó la economía con el inicio de las llamadas reconversiones industriales. En el tema de la seguridad ciudadana aprobó la ley antiterrorista, mientras que en el orden social aprobaba la Ley de divorcio de 22 de junio de 1982, que posibilitaba las separaciones matrimoniales, abriendo el camino a una nueva estructura social en la que el matrimonio ya no sería un asunto “para toda la vida”.
La crisis de la UCD era ya una realidad. En julio de 1982 nacía el CENTRO DEMOCRÁTICO y SOCIAL (CDS), patrocinado por Adolfo Suárez. Otros miembros como los demócratascristianos Oscar Alzaga y Herrero de Miñón, o el socialdemócrata Fernández Ordóñez abandonaban el partido para militar en otras formaciones políticas.
Esta situación llevó a Leopoldo Calvo Sotelo a convocar elecciones generales para octubre de 1982.
3. Los gobiernos de Felipe González.
Las elecciones de 28 de octubre de 1982 fueron ganadas por el PSOE con una amplia mayoría (202 diputados en el Congreso, de un total de 350), seguido de Alianza Popular con 106 diputados. UCD, el partido del gobierno, bajaba de 166 diputados a 12, un fracaso estrepitoso, que llevaría a la disolución del partido. El PCE obtenía un resultado muy escaso, con sólo 4 escaños, mientras que los partidos nacionalistas mantenían su fuerza tanto en el País Vasco como en Cataluña.
Los españoles habían optado claramente por el cambio político a favor de un partido de izquierdas, el PSOE, dirigido por un grupo de jóvenes políticos que se habían hecho con el control del partido en el Congreso de Suresnes en octubre de 1974, y entre los que destacaban Felipe González y Alfonso Guerra, mientras que el sindicato socialista, la UGT, era dirigido por Nicolás Redondo. Se iniciaba una nueva etapa política.
Esta nueva etapa estará simbolizada por el discurso de investidura de Felipe González tras su triunfo en las elecciones de 28 de octubre de 1982. En el discurso declara con énfasis que las reglas del juego político estarán marcadas por la Constitución, haciendo una alusión implícita al intento de golpe de Estado de 23 de febrero de 1981, cuando señala que “ni el terror, ni el chantaje, ni los intentos involucionistas desviarán la decisión del Gobierno de hacer cumplir la Constitución...el 28 de octubre supone la más importante derrota moral para los que desean suplantar la voluntad de los ciudadanos...”. En el discurso también hizo alusión a la voluntad de su gobierno de trabajar “con tesón para allanar los obstáculos que aún se oponen a nuestra integración en las Comunidades Europeas”, proyecto impulsado por los gobiernos de UCD y que, con mayor o menor acierto, se conseguirá el 12 de junio de 1985 con la firma de adhesión, junto a Portugal, en la CEE, y que será efectiva desde el 1 de enero de 1986. Éste será un proyecto que contará con el respaldo de la sociedad española y de todas las fuerzas políticas.
En el discurso expresó también la voluntad de examinar la colaboración con los EEUU, país que desde los años cincuenta tiene bases en nuestro territorio (Torrejón de Ardoz, Rota), dentro del contexto de la guerra fría, y la voluntad de “reestudiar” la decisión del anterior gobierno de entrar en la OTAN, decisión muy cuestionada por la izquierda en general y por el PSOE en particular.
Ello llevará a la convocatoria de un referéndum en marzo de 1986 sobre la permanencia en la OTAN. En dicho referéndum será el gobierno de Felipe González y el PSOE quienes pidan el sí para mantenerse en la organización militar. El referéndum se ganó por muy poco, y poco después, en las elecciones de ese mismo año 1986 el PSOE volvía a ganar con mayoría absoluta, obteniendo 184 escaños en el Congreso de los diputados. Alianza Popular con el nombre de Coalición Popular se mantenía con 105 escaños, mientras que hacía su aparición el CDS de Suárez con 19 escaños; CIU llegaba a los 18 escaños y el PNV quedaba con seis escaños, mientras que IU (en el que se había integrado el PCE) sólo obtenía 7 escaños. HB, la formación radical nacionalista vasca, obtenía cinco diputados.
Este gobierno potenciará la lucha contra ETA, con el apoyo de Francia (la Francia de la cohabitación con el socialista Miterrand de presidente de la República y el gaullista Jacques Chirac como jefe del Gobierno).
El enfrentamiento con las centrales sindicales debido a la reestructuración económica llevaron a la huelga general del 18 de diciembre de 1988 que, por un día, paralizó el país.
Las tensiones sociales hizo que el gobierno adelantara las elecciones generales para el 29 de octubre de 1989, en un momento en que la derecha se reestructuraba y adoptaba el nuevo nombre de Partido Popular.
El PSOE obtuvo 175 diputados, faltándole un diputado para la mayoría absoluta, lo que indicaba un lento descenso en sus apoyos sociales, mientras que el PP se consolidó como el segundo partido nacional con 107 escaños; CIU mantenía sus 18 escaños anteriores e IU alcanzaba 17 escaños. CDS obtenía 14 diputados, mientras que en el País Vasco el PNV sacaba 5 diputados y HB cuatro.
Las tensiones con los sindicatos continuaron y la corrupción política afloró como uno de los males de la época; el caso más llamativo fue el que afectó a un familiar de Alfonso Guerra, que obligó a éste a dimitir de su cargo de vicepresidente del gobierno.
La inestabilidad política y las protestas sociales propiciaron un nuevo adelanto de las elecciones para el 6 de junio de 1993, que volvió a ganar el PSOE, pero esta vez sólo con 159 diputados, mientras que el PP rompía el techo tradicional de la derecha y alcanzaba los 141 diputados; IU y CIU se mantenían prácticamente igual. El CDS desaparecía de la escena política.
El PP avanzaba de manera segura hacia el poder. En las elecciones al parlamento europeo de 1994 obtenía su primer triunfo a nivel nacional, que se vió refrendado al año siguiente en las elecciones municipales y autonómicas.
La debilidad del gobierno, los ataques de la oposición debidos a los asuntos de corrupción como el del director de la Guardia Civil, el señor Roldán; el del gobernador del Banco de España, Mariano Rubio (favorecedor de las inversiones de un grupo de amigos); FILESA (financiación irregular del PSOE); el GAL (guerra sucia contra el terrorismo de ETA) o las escuchas del CESID (la central española de espionaje que había realizado escuchas de dudosa legalidad), así como la retirada del apoyo de los nacionalistas que habían impedido la aprobación de los presupuestos, obligaron a Felipe González a adelantar de nuevo las elecciones, esta vez para el 3 de marzo de 1996.
4.El primer gobierno de José María Aznar.
En esta ocasión el PP era el primer partido votado con 156 escaños, seguido del PSOE con 141, IU con 21, CIU con 16 escaños, mientras que PNV obtenía 5 escaños, HB 2 y Coalición Canaria 4 escaños. José María Aznar lograría formar gobierno con el apoyo de los nacionalistas catalanes, vascos y canarios.
El traspaso de poder del PSOE al PP se hizo sin ningún problema, lo que consolidaba la democracia española.
La dependencia de los nacionalistas condicionó la obra de gobierno de Aznar.
El principal problema era el económico, que se atacó con medidas como la reducción de la presión fiscal, el control de la inflacción y la privatización de empresas públicas. Ello propició un fuerte crecimiento de hasta un 3,8 %.
Mientras tanto el PSOE asistió a una renovación tras la renuncia de González. En poco tiempo se sucedieron en la secretaria del partido José Borrell y Joaquín Almunia.
Los nacionalistas tensionaron la vida política con medidas como la declaración de Barcelona de 1998 en la que CIU, PNV y BNG proponían un modelo federal para el país, mientras que ese mismo año PNV, EA, IU y HB firmaron el llamado pacto de Estella/Lizarra en el que se comprometían a buscar una solución para el problema vasco basado en el derecho de autodeterminación, la creación de un ámbito vasco de decisión (la no aceptación de las normas legales españolas que no agradesen a esos partidos) y la territorialidad (incluyendo en un futuro País Vasco a las tres provincias vascas, Navarra y los territorios vascos franceses). ETA, que según parece había sido la mentora del pacto, declaraba una tregua unilateral, lo que sirvió para que el PNV fuera el partido más votado en las elecciones autonómicas de ese mismo año 1998, seguido del PP.
Los esfuerzos económicos del gobierno de Aznar consiguieron que España accediera a la moneda única europea en 1999.
A finales de ese mismo año 1999 todos los partidos de la oposición consiguieron aprobar una nueva ley de extranjería que prácticamente garantizaba la inmigración ilegal, fuente de futuros problemas para el país.
El año 2000, cumplida la legislatura, se convocaron elecciones para el 12 de marzo, que fueron gandas ampliamente por el PP, que alcanzó 183 diputados, seguido del PSOE con 125, mientras que CIU conseguía 15, PNV 7, Coalición Canaria 4 e IU 8 diputados.
Se iniciaba una nueva etapa. El PSOE se renovó con la renuncia de Joaquín Almunia a la Secretaría general y su sustitución por José Luis Rodríguez Zapatero.

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