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El domingo 27 de octubre hemos de levantarnos muy temprano para acudir a la misa de las familias
en la plaza de san Pedro. Acude un enorme gentío. El día está nublado,
pero sin lluvia, lo que se agradece, pues estaremos varias horas en el
mismo lugar. El encuentro tiene un carácter festivo, aunque de gran
religiosidad, con gentes procedentes de todos los lugares, edad y
condición, lo que da una nota de gran colorido, aumentado por el
espectáculo de los trajes singulares de guardias suizos y purpurados de
la iglesia.
Como preparación a la Santa Misa rezamos el santo Rosario,
que por ser domingo, corresponden los misterios gozosos (la
resurrección del Señor, la ascensión del Señor a los cielos, la venida
del espíritu Santo al Cenáculo, la Asunción de María al cielo y la
coronación de María como reina del Universo).
La llegada del Papa Francisco es acogida con un gran
aplauso. Dado el enorme gentío y el inmenso espacio de la plaza (al
parecer caben más de trescientas mil personas), se han instalado
pantallas electrónicas para poder seguir la ceremonia religiosa.
La santa misa va acompañada de bellas canciones en latín, dirigidas en italiano.
La Homilia del Papa, en italiano, trata sobre algunas de las características fundamentales de la familia cristiana:
1. Una familia que ora, con oración humilde, sobria, reconociendo
como el publicano de la parábola que está necesitada del perdón de
Dios, de la misericordia de Dios.
2. La familia como custodia de la fe.
Pero conservándola al estilo de san Pablo, anunciándola, llevándola a
todos los lugares. Es por lo tanto una familia con carácter misional.
3.La familia que vive la alegría de la paz, en armonía profunda entre las personas. En el fondo de este sentimiento está la presencia de Dios, con un amor paciente.
Un bello canto cristiano a la familia.
La comunión es impartida por multitud de sacerdotes.
Tras
la misa multitudinaria, el Papa Francisco hace un recorrido por los
pasillos de comunicación de la plaza de san Pedro, siendo aclamado y
fotografiado. Es persona de rostro agradable y que provoca un
sentimiento de simpatía y cercanía.
Termina la ceremonia. La vista se dirige a las enormes esculturas
que presiden la fachada de la Basílica de san Pedro, entre las que
destaca la figura de Cristo con la Cruz. Al fín y al cabo es el último y definitivo protagonista de esta Peregrinación. |
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