miércoles, 14 de abril de 2010

La dictadura de Primo de Rivera





















LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930)

1. Introducción
Antonio Cánovas del Castillo había apoyado el régimen político de la Restauración en cuatro pilares: turno de partidos dinásticos en el poder, Cortes, Constitución de 1876 y la Corona.
El reinado de Alfonso XIII se resume en la caída sucesiva de esos cuatro pilares: en 1912, asesinato de Canalejas, dejan de funcionar los partidos en régimen alternante; en 1917, con la convocatoria de la Asamblea de parlamentarios, las Cortes se revelan como un órgano inoperante; en 1923, el golpe de estado de Primo de Rivera irá acompañado de la suspensión de la Constitución de 1876; sólo quedará el rey, que abandonará el país tras el resultado de las elecciones municipales de abril de 1931.
La dictadura afectará por lo tanto al tercer pilar sobre el que se sustentaba el régimen en el que reinaba el rey Alfonso XIII. Su fracaso acarreará el del rey y la caída de la monarquía.
2. El marco internacional
Al término de la primera guerra mundial en 1918, Europa está exhausta. Las perdidas en vidas humanas alcanzan los 8.500.000 hombres. Rusia, Alemania y Francia fueron los Estados más castigados. En el orden económico se produjo una crisis de subprodución, con agotamiento de las reservas de las materias primas, falta de abonos químicos, desgaste del equipo mecánico, desorganización de los transportes y escasez de mano de obra.
En el orden político desaparecen tres grandes imperios que existían en 1914: El II Reich alemán, el Imperio Austrohúngaro y el Imperio zarista en Rusia. En el dominio territorial que antes perteneciera a esos imperios surgieron 9 estados: Polonia, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Checoslovaquia, Yugoslavia, Austria y Hungría. Alemania tuvo que ceder Alsacia-Lorena a Francia, Slevig del norte a Dinamarca y los pequeños territorios de Eupen y Malmedy a Bélgica. Pese a ello, Alemania salvaguarda su unidad, pero es obligada a reparar los daños infligidos a sus enemigos vencedores; el cumplimiento de esta deuda de reparaciones debería extenderse durante medio siglo, en pagos por anualidades. Rusia abandonó sus territorios polacos y los países bálticos; el estallido de la revolución provocará la subida al poder de los bolcheviques, que tras una dura guerra civil, terminada en 1922, establecerán una dictadura comunista en Rusia, factor de enorme inestabilidad para la vida internacional por el papel de ejemplo que tendrá para el proletariado militante que querrá seguir los pasos del bolchevismo victorioso.
En el orden mundial se asiste a la aparición de dos grandes potencias, Japón y Estados Unidos de América.
Para intentar evitar los belicismos de la anterior etapa histórica se fundará la Sociedad de Naciones, una iniciativa del presidente norteamericano Wilson, que sin embargo sufrirá la negativa del senado norteamericano a ratificar el pacto de la Sociedad de Naciones; este aislacionismo estadounidense y la no participación de Alemania y Rusia en el nacimiento de la Sociedad hará que la organización nazca con grandes problemas.
Las dificultades socioeconómicas y políticas derivadas de esta difícil posguerra intentará solucionarse con el pacto de Locarno en 1925, que da estabilidad a Europa occidental y frena el enfrentamiento de Francia y Alemania. Son los felices años veinte. Pero una serie de problemas como el desajuste entre producción y consumo, la falta de ordenación de los mercados y el predominio de la economía especulativa darán al traste con el bienestar económico y se producirá la tremenda crisis de 1929, que desembocará en la expansión y auge de los totalitarismos (Fascismo, nacionalsocialismo y comunismo) y en la terrible segunda guerra mundial iniciada en 1939 .
3. El ambiente nacional de la posguerra
España, al término de la primera guerra mundial, en la que no había participado, se habrá de enfrentar a graves problemas:
-En el orden económico, el fin de la guerra significa el fin de producciones demandadas por los beligerantes. Sectores como el algodón y el azucar se ven afectados por la baja de precios.
-En el orden social se produce una agudización de los conflictos sociales. El anarquismo crece fuertemente y aumentan los niveles de conflictividad. Será célebre la huega de “La canadiense” en 1919 que afectará a toda Barcelona. Esta huelga, esencialmente laboral y que termina con éxito al conseguir el establecimiento de la jornada de ocho horas, será seguida de otras huelgas de carácter político que dará lugar a una dura represión y que obligará al anarquismo a situarse nuevamente en la clandestinidad. A estas huegas obreras responderán los patronos con el cierre de las empresas. Por todo ello, y en frase del historiador Jesús Pabón se inicia en 1920 “la etapa tenebrosa”, caracterizada por el terrorismo y el pistolerismo. Frente al terrorismo patronal se situará el terrorismo anarquista. Es la época en que Barcelona es una ciudad sin ley. Una de las víctimas es el anarquista Seguí en marzo de 1923. Ya en 1921, el 8 de marzo, había sido asesinado por tres hombres de la CNT (Central anarquista) el jefe de Gobierno, Eduardo Dato, como represalia por haber propuesto la “ley de fugas” y haber enviado al general Martínez Anido a Barcelona.
-En el campo, se producen revueltas, organizadas por los socialistas, que han sustituido a los anarquistas en la dirección de las organizaciones campesinas.
-En el orden militar sigue el problema de Marruecos. El 22 de julio de 1921, fruto de una decisión desafortunada se produce el famoso desastre de Annual, donde mueren miles de soldados españoles a manos de los marroquíes. Este desastre provocará la caída del gobierno. Será Maura quien habrá de enfrentarse a este problema, procurando restituir el dominio español en las zonas afectadas; también tendrá que asumir el tema de las responsabilidades para el que se nombró una comisión dirigida por el general Picasso y que tantos temores levantó entre los posibles afectados. Y por último tendría que hacer frente al posible rescate de los españoles prisioneros, teniendo en cuenta que el pago fortalecería a los marroquíes sublevados.
Este problema marroquí y especialmente el tema de las responsabilidades tendrá una especial motivación para el golpe de estado de Primo de Rivera.
-En el orden político se acusa la descomposición de los partidos políticos. El turno continúa, pero en ocasiones se ha de recurrir a los gobiernos de concentración. La burguesía está descontenta con las soluciones políticas ya que no aporta soluciones a los graves problemas económicos fruto de la posguerra. En agosto de 1923 Alfonso XIII pensó asumir la responsabilidad de un golpe de estado, pero se lo desaconsejó Maura. El ejemplo italiano, con la marcha sobre Roma de Mussolini, estaba muy cercano.
4. La llegada de la dictadura
En el transcurso del último gobierno constitucional y de concentración liberal dirigido por García Prieto desde el 7 de diciembre de 1922, las fuerzas ultraconservadoras, el ejército y el rey se alarmaron del giro que podían tomar los acontecimientos políticos.
La discusión del expediente de responsabilidades por la guerra de Marruecos, iniciado por una comisión parlamentaria y presentado por el general Picasso, habría de reexaminarse en los últimos días de septiembre de 1923.
El 13 de septiembre se produce el golpe de estado protagonizado por el capitán general de Cataluña, Miguel primo de Rivera. El golpe irá acompañado de un manifiesto justificativo:
“Al país y al Ejército:
Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoger las ansias de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupisciencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. Con frecuencia parece pedir que gobiernen los que ellos dicen no dejan gobernar, aludiendo a los que han sido su único, aunque débil, freno, y llevaron a las leyes y costumbres la poca ética sana, el tenue tinte moral y equidad que aún tiene; pero en la realidad se avienen fáciles y contentos al turno y al reparto, y entre ellos mismos designan la sucesión.
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas, que, sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que está recia y viril a que nos lancemos por España y el rey.
Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar, los días buenos que para la Patria preparamos. ¡Españoles! ¡Viva España y viva el rey!....”
El golpe de estado recibió la repulsa de los dirigentes de los viejos partidos como Romanones por los liberales o Sánchez Guerra por los conservadores, que adoptaron en un principio una actitud de expectativa benevolente. La mayor parte de la prensa, desde el ABC al Sol vieron bien el afán regeneracionista que traía consigo Primo de Rivera. El PSOE y su sindicato afín UGT se opusieron al golpe reclamando la intervención del presidente de las Cortes Melquiades Álvarez para que se exigiera el restablecimiento del orden constitucional. Pero los socialistas no pasaron a la acción para ratificar esa actitud. Después, algunos de ellos como Largo Caballero, colaboraría con la dicatadura participando como miembro del Consejo de Estado.
5. El legado político de la dictadura
El rey llama a Madrid al general Primo de Rivera y haciéndose refrendar por el ministro de Justicia saliente, le nombra jefe del Gobierno el 15 de septiembre. Éste nombra un Directorio militar, del que se constituye Presidente del mismo. Se suspenden las garantías constitucionales (regía la constitución de 1876) y cesa a los gobernadores civiles de todas las provincias, sustituyéndoles por los gobernadores militares de las mismas. El mismo día 15 de septiembre disuelve las Cortes.
Se disuelven los ayuntamientos y las diputaciones. Los nuevos ayuntamientos son intervenidos y se publica el decreto de incompatibilidades por el que un ex ministro o alto funcionario no podría ocupar puestos en los consejos de administración que tenían contratas con el Estado, lo que llevaba la intención de separar la oligarquía económica del poder político.
En el intento de mantener la dictadura se creará la Unión Patriótica, intento de partido único, inspirado en la Italia de Mussolini, que había accedido al poder en Italia en 1922 tras la marcha sobre Roma. A la Unión Patriótica pertenecían los miembros de ayuntamientos y diputaciones, amalgamando personas procedentes del carlismo, del maurismo y de la derecha católica.
Con el estatuto municipal de marzo de 1924 se intentó convertir a los municipios en pilar del nuevo régimen, pero hubo derroche de presupuesto y faltaron elecciones para elegir a las nuevas autoridades locales.
En diciembre de 1925 se establece el directorio civil, como consecuencia de la victoria de Alhucemas. La presidencia del directorio recaía en el general Primo de Rivera; la vicepresidencia sería desempañada por el general Severiano Martínez Anido, que era también ministro de la Gobernación. El resto del Directorio civil lo componían José de Yanguas Messía, en el ministerio de estado; Galo Ponte, en el de Gracia y Justicia; el duque de Tetuán en Guerra; en Marina, el contraalmirante Honorio Cornejo; en Hacienda José Calvo Sotelo; en Instrucción Pública, Eduardo Callejo; en Fomento el conde de Guadalhorce, y en Trabajo Eduardo Aunós. De todos ellos sólo Calvo Sotelo y Yanguas habían sido diputados en Cortes anteriores. En él figuraban políticos procedentes de la Unión Patriótica o que habían abandonado los antiguos partidos (Calvo Sotelo y Aunós) y algún representante de la oligarquía como el conde de Guadalhorce. Ello supuso la oposición de los políticos del viejo régimen, especialmente de Sánchez Guerra que se reafirmó en la incompatibilidad con una monarquía como aquella, que parecía abdicar de los principios del constitucionalismo. Los grupos políticos no dinásticos se opusieron de forma más rotunda y el 11 de febrero de 1926 con ocasión del aniversario de la constitución de la primera república se constituyó el grupo de Alianza republicana, bajo la presidencia de Alejandro Lerroux, pero con el concurso de movimientos republicanos más modernos, como era el de Acción republicana, que encabezaba Manuel Azaña, un personaje que habría de desempeñar importante protagonismo en la vida política nacional unos años después.
La institución más importante que se crea en este período es la Asamblea Nacional, cuerpo consultivo, no electivo; en él participaban representantes de Ayuntamientos, Diputaciones, Unión Patriótica y cargos de la Administración del Estado; en ella se atrincheró la derecha del régimen para obstaculizar el regreso a la normalidad constitucional. Esta Asamblea Nacional suponía la ruptura con el régimen parlamentario y la Constitución en opinión del conservador Sánchez Guerra, quien advirtió al monarca del peligro que entrañaba dicha iniciativa.
Esta oposición de Sánchez Guerra le llevó primero al exilio y después, a finales de 1929, al intento de sublevación militar, desembarcando en Valencia para ponerse al frente de un levantamiento militar, fracasado por la falta de apoyo de militares que le habían prometido unirse al levantamiento. La oposición universitaria fue creciendo a lo largo de 1929.
6. El legado militar
La Dictadura consigue terminar la guerra de Marruecos. En un primer momento Primo de Rivera piensa en el abandono, con decisiones como el anuncio de los repliegues que provoca el paso de las cabilas al caudillo rebelde Ab-el-Krim. La resistencia de los jefes de la legión y una estancia larga en el propio territorio le hace cambiar de opinión. En colaboración con Francia realizará el desembarco de Alhucemas en septiembre de 1925, lo que supondrá en breve plazo la derrota de Ab-el-Krim.
7. El legado social
Para evitar la lucha de clases, tan activa en los años anteriores al golpe de estado, crea los comités paritarios, en los participan patronos y obreros. Los socialistas se dividen en su actitud ante la dictadura. Largo Caballero colaborará con ella participando como miembro del Consejo de Estado, mientras Indalecio Prieto y Julián Besteiro se oponen a toda colaboración. En la corriente anarquista, se produce similar escisión. Un sector del anarquismo, con Ángel Pestaña y Peiró prefieren la legalización y el mantenimiento de un sindicalismo estrictamente económico, mientras otros sectores se inclinan por la clandestinidad, a cuyo frente se encuentra Buenacasa; la creación de la FAI en 1927, que propugna la violencia contra el sistema político, refuerza ese sector clandestino.
8. El legado económico
Para el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales de 1992, Juan Velarde Fuertes, el balance es positivo. En su obra “Cien años de economía española”, Ediciones Encuentro, Madrid 2009, señala que los principales sectores en los que actuó la Dictadura fueron los siguientes:
-Aprovechamiento integral de las cuencas hidráulicas, siguiendo las ideas del ingeniero de Caminos Lorenzo Pardo, con la creación de las Confederaciones Sindicales Hidrográficas, y bajo el amparo del ministro de Fomento, el conde de Guadalhorce. Con este plan se rompía con las fronteras de las regiones históricas, se recogía el clamor de los regantes y agricultores para el aprovechamiento de las aguas fluviales y se ponían los cimientos de una democracia corporativa como oposición a la creada por la constitución de 1876.
-Ampliación de las infraestructuras y de las instituciones relacionadas con los transportes y comunicaciones, apareciendo cinco realidades nuevas en la España de la época: la construcción de una red de carreteras articulada en torno al Circuito Nacional de Firmes Especiales, la estatificación del sector petrolífero con la creación de la CAMPSA gracias al impulso de Calvo Sotelo, la creación del Consejo Superior de Ferrocarriles y la Caja Ferroviaria, preludio de lo que sería después la RENFE, la creación de la Compañía Telefónica Nacional de España, con inversión de la norteamericana ITT, y la creación de la primera compañía de líneas aéreas comerciales permanentes.
-Mantenimiento del sistema arancelario de defensa frente al exterior y la creación del Banco Exterior de España en 1929 para fomentar las exportaciones. Aquí hay que mencionar el problema de la cotización de la peseta que se mantuvo muy alta, contra el parecer de numerosos contemporáneos como Keynes.
-Falta de acierto en la reforma del sistema tributario. La ley de Rentas y Ganancias de 1926 fue fácilmente criticada por el economista Flores de Lemus, dado que los contribuyentes eran casi exclusivamente los funcionarios públicos.
-Activo intervencionismo corporativo del que nacería el Comité Regulador de la Industria, con la intención de evitar la crisis en los diversos sectores económicos. En marzo de 1924 se creó el Consejo de Economía Nacional seguido de la creación de numerosos organismos públicos autónomos y empresas de economía mixta, entre ellas el Patronato Nacional de Turismo, las Confederaciones Sindicales Hidrográficas, el Consejo Nacional de Combustibles, el Consejo Superior Ferroviario, el Banco de Crédito Local, etc.
Pero en esta etapa se producen una serie de contradicciones, señaladas por Velarde Fuertes:
-El deseo de crear un amplio mercado interior con sus secuelas de baratura y de mejora de niveles de consumo, se hundieron con las actuacciones oligopolísticas derivadas del modelo económico adoptado, con la oposición creciente de los consumidores sobre todo funcionarios y obreros.
-El deseo de alcanzar la paridad original de la peseta a través del gasto público provocó su caída. Cambó y Cataluña, importadora de algodón para sus textiles, inician una fuerte campaña contra la dictadura.
-La búsqueda del equilibrio presupuestario no fue posible dada la rebelión de los terratenientes, con lo que se aceptó de modo obligado el déficit presupuestario con todas sus consecuencias.
-Pérdida del apoyo de la iniciativa privada al considerar los empresarios que estaban en un modelo socializante.
Estas contradicciones generaron una oposición que unida al conflicto de Artillería y la cuestión universitaria, y a causa de la imposible salida constitucional, propició la caída de la dictadura.
Pero a pesar de estas oposiciones el apoyo popular a Primo de Rivera fue muy firme a lo largo del período.
9. El rechazo a la dictadura
La dictadura provocó rechazo entre los intelectuales. Primero con la Academia de la Lengua, al oponerse al ingreso en la corporación de don Niceto Alcalá Zamora, ministro de la guerra cuando Primo de Rivera dió el golpe de Estado. Luego con el colegio de abogados de Barcelona al negarse a aceptar cualquier publicación en catalán, y sobre todo, con los estudiantes y la Universidad, fricciones que culminan en la deportación de Unamuno a la isla de Fuerteventura.
Huido a París, Unamuno publicará estos versos contra la dictadura en 1925:
¡España! ¿A alzar su voz nadie se atreve?
Va a arrastrarte el alud de la mentira;
tu amor presta a mi voz ardores de ira...
Sacúdete mi España...No se mueve...
¡España, España! Blanca..., fría...; nieve...
Tenebrosos los ojos, mas no mira...
Un espejo a la boca... ¡No respira!
¿No oís el vuelo de su sombra leve?
Aquí, con tu cabeza en mi regazo,
porque han de henchirte la pupila muerta
mis lágrimas de fuego y de rechazo,
regar la mano que te cuelga yerta,
mientras te abre la mía de un portazo
el bronce curel de la visión desierta.

Los regionalistas rechazaron también a la dictadura. La postura cerrada del general en el tema de Cataluña le granjeó la enemistad de la Lliga y de todas las fuerzas políticas catalanas. Con los vascos la relación fue más abierta, y con los gallegos la relación estará marcada por su intento de estudio del foro gallego para su redención dentro de una política agraria contradictoria.
Respecto a la relación con los militares se irán deteriorando con el tiempo, debido a su política de enfrentamiento con algunos generales y sus pretendidos cambios en la estructura del ejército, que le llevó a enemistarse con el cuerpo de artillería, en virtud de sus intentos de cambiar el sistema de ascensos.
La enfermedad del dictador, padecía diabetes, su agotamiento y su propia personalidad influyeron en su caída, que, siguiendo su costumbre, se hizo públicamente con la célebre nota del 26 de enero de 1930 que dirigió a los capitanes generales. En esa nota pedía a los capitanes generales una pronta respuesta a la pregunta: “¿Cuenta la Dictadura con el apoyo de las Fuerzas Armadas?”. La mayor parte de las respuestas son desfavorables. El 28 de enero de 1930 le llama el rey, acuerdan la dimisión y el final de la Dictadura. Alfonso XIII encarga al general Dámaso Berenguer la formación de un gobierno bajo la misma constitución de 1876, suspendida en 1923.
Poco después Primo de Rivera sale para Francia, instalándose en el hotel Port-Royal de París, donde morirá de un coma diabético el 16 de marzo de 1930. El 19 de marzo, en medio de un enorme gentío silencioso, atravesaba las calles de Madrid camino del cementerio.











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