Cuenta la leyenda que Ícaro era hijo de Dédalo, el celebre arquitecto, escultor e ingeniero ateniense, constructor del Laberinto de Creta por encargo del rey Minos y para encerrar en él al Minotauro.
Pero después de construido el Laberinto, Minos retenía a Dédalo en la
isla, no permitiéndole embarcarse. Dédalo decide huir por los aires,
construyendo para sí y para su hijo unas alas cuyas plumas están sujetas
con cera. Emprenden el vuelo, pero Ícaro, desoyendo los consejos de su
padre se acercará demasiado al Sol, cuyo excesivo calor derrite la
cera, con lo que las plumas se desprenden e Ícaro cae al mar, junto a
una isla que hasta entonces se llamaba Dólique. Hércules recogerá el
cadáver y lo enterrará en la isla, a la que pondrá el nombre de Icaria, en homenaje a Icaro.
Las
condiciones atmosféricas y paisajísticas de la comarca atraen a estos
nuevos Ícaros que ahora viajan en globo aerostático, admirando el
hermoso entorno paisajístico y arquitectónico de Guadix, la antigua ACCI romana. De ahí el apelativo de ACCICARIA
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