Tras comer en Park Inn, nos dirigimos a Weimar.
Ciudad del estado de Turingia, de unos 65.000 habitantes, que en alemán antiguo significaría pantano sagrado, es ciudad de origen medieval, que a fines del siglo XVIII y principios del XIX, durante la regencia de Ana Amalia de Brunswick-Wolfenbüteel y de su hijo Carlos Augusto de Sajonia, jugará un importante papel en la vida cultural de Alemania. Aquí residieron Goethe, Schiller, Wieland, Heder.
Pocos años después, residirían Franz List y Richard Wagner, que estrenaría en esta ciudad su opera Lohengrin. Años después nacería, con el patrocinio de Carlos Alejandro, la Escuela Gran ducal-sajona de Arte. Y, ya en el siglo XX, Walter Gropius fundó en 1919 el movimiento de la Bauhaus con el objetivo de desarrollar un nuevo estilo en la arquitectura y el diseño.
Junto a este impulso artístico e intelectual, Weimar también tuvo
su protagonismo político, pues en 1919 se elaboró aquí la nueva
constitución de Alemania, tras la caída del Imperio y la inseguridad de
Berlín, derivada de la revolución de noviembre de 1918. Es la República de Weimar, que habría de durar hasta la llegada del nazismo al poder en 1933.
Nos acompaña una guia, Begoña Pérez, de origen canario, en
una visita corta y un tanto atropellada. Por desgracia, las esculturas
de Goethe y Schiller, situadas delante del Teatro Nacional Alemán están
ocultas por un entramado de madera.
Weimar también posee hermosos parques y calles donde las flores adquieren un carácter protagonista en esta época del año.
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Restaurante en las afueras de Weimar |
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Escultura en honor de Herder |
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Plaza de la Democracia y escuela de música Franz List |
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Teatro Nacional. El entramado de madera oculta las estatuas de Goethe y Schiller |
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Weimar. Parque |
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Weimar.Parque |
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Weimar. Calle |
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