“(Besalel) hizo también un candelabro de oro puro. Cinceló la base y el fuste del candelabro; sus copas, cálices y corolas formaban un cuerpo con él. De sus lados arrancaban seis brazos: tres por un lado y tres por el otro. Un brazo tenía tres copas, como flores de almendro, con cáliz y corola; y tres copas, como flores de almendro, con cáliz y corola, tenía el otro; así los seis brazos que arrancaban del candelabro. El cnadelabro tenía cuatro copas, como flores de almendro, con cáliz y corola. Un cáliz bajo dos brazos, formando cuerpo con él, otro cáliz bajo otros dos brazos, formando cuerpo con él; y así los seis brazos que arrancaban del candelabro. Sus cálices y sus fustes formaban cuerpo con el candelabro; el conjunto formaba una pieza de oro puro cincelado. Hizo también de oro puro sus siete lámparas, sus despabiladeras y ceniceros. Empleó treinta y cinco kiligramos de oro puro para hacer el candelabro y todos sus utensilios” (Éxodo, capítulo 37, versículos 17 a 24. Biblia de la Conferencia Episcopal española)
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